Senderos de la Sal - Guía de Itinerarios por las Salinas de la Provincia de AlicanteSenderos de la Sal - Guía de Itinerarios por las Salinas de la Provincia de Alicante
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Presentación / Historia de la sal    Pág. 01 | 02 | 03 | 04
   
La sal de mesa, llamada también sal marina o sal común, era conocida en la antigüedad como el “oro blanco” debido a su gran valor. Podemos encontrarla fundamentalmente en el mar y en yacimientos, además de estar presente en los seres vivos. Por ejemplo, en un hombre de aproximadamente 70 kilos encontraríamos unos 100 gramos de sodio y unos 80 gramos de cloro, componentes ambos del cloruro sódico. Este blanco elemento ha sido el motor de muchas economías, entre ellas la española, pues fue usado como moneda de cambio y originó infinidad de dichos y leyendas, además de motivar guerras. En cualquier región del mundo, la sal siempre ha sido necesaria para la supervivencia humana. Así, ya en la historia antigua, los señores de la tierra y los gobiernos dependían de este preciado elemento para llevar a cabo sus políticas, ya fuera como poderosa arma de guerra o como fuente de ingresos. Comentar que, en España, desde la Edad Media el monopolio de la sal correspondió a la Corona, considerándose las salinas propiedad de la misma, así como su explotación y la venta de sal, siendo también la corona la encargada de fijar y regular los precios de este producto de primera necesidad. Esto es lo que se denominaba Estanco (de la sal, en este caso). Desde entonces han sido diversos los sistemas que se han establecido para gestionar y administrar la sal, bien obligando a su compra a través de personas autorizadas llamadas albareros, o bien estableciendo puntos concretos de venta, llamados “alfolíes” (o depósitos de sal). En cuanto al precio, este sufrió continuas subidas debidas a los sucesivos impuestos con los que se gravaba, “rentas de la sal”, “acopios” o cupos forzosos de compra con que se obligaba a los pueblos, según la sal que se consideraba tenían que consumir.

Finalmente, en 1633 se produce el estanco definitivo de la sal que supone la fijación del precio por parte de la Corona, la cual continuaba monopolizando su comercio. Esta medida la convierte en la principal fuente de ingresos del Tesoro, fijándose sucesivos sobreprecios con distintos fines (obras públicas, guerras etc). Lógicamente esta medida y control resultaba muy impopular para el pueblo, especialmente para las clases bajas, las principales perjudicadas. El contrabando, a su vez, fue también propiciado por esta situación, siendo muy perseguido por la Corona. Al mismo tiempo, la sal de uso industrial también sufría esta situación, pagando las industrias un impuesto llamado “de gracia” y estando sujetas a grandes trabas para la adquisición y uso de la misma. Toda esta agónica situación, junto con el malestar popular, dio lugar a que las Cortes Constituyentes de 1869 declararan el desestanco de la sal, aunque con una serie de medidas para evitar la pérdida de ingresos para el estado. La principal será la enajenación de todas las salinas y la imposición de un cupo por contribución territorial a todo propietario de las mismas y además, cuotas de la industria a los vendedores de sal al por mayor y al por menor.

La pérdida de ingresos que supuso, fue compensada con el valor alcanzado al declararse en venta las salinas de la Hacienda y las demás fincas y efectos pertenecientes a las mismas, a excepción de algunas como las de La Mata-Torrevieja que continúan siendo del Estado. Ya en 1877 se dicta un real Decreto en el que se fijan las bases para el arriendo de estas salinas estatales. Recordar que data de muy antiguo la explotación salinera que existe en la actualidad en estas lagunas, pues ya se abastecía de sal al reino en los siglos XI y XII, vendiéndose un pequeño excedente. En esta época eran las salinas más importantes de toda España: en primer lugar la situada en La Mata y posteriormente la ubicada en Torrevieja. Como ya se ha comentado anteriormente, la compra-venta de sal resultaba una fuente de ingresos muy importante tanto para el Estado como para la zona en aquellos tiempos, tanto que ya en el siglo XV la sal procedente de estas salinas tuvo un importante papel en la financiación del viaje de Colón a América, a través de la fortuna de su primer arrendador, Luis de Santángel, amigo personal y banquero de Fernando de Aragón. También esta explotación enriqueció al Marqués de Salamanca, creador del famoso barrio madrileño, ya que allá por 1840 este ex ministro de Hacienda, José de Salamanca y Majol, tomó el arrendamiento por cinco años y ofreció al Estado el doble de lo que producían, ganando más de 90 millones de reales. Paradojas de la vida, quien había sido un poderoso hombre de negocios y nadado en la abundancia, murió pobre en el Palacio de Vista Alegre de Madrid, en 1883, debido a su mala suerte económica a partir de la segunda mitad del siglo XIX... De esta época datan escritos pertenecientes al Conde de Romanones en los que se hace referencia al monopolio de la sal y cuenta como incluso a él acudía a la Hacienda del Estado en caso de apuro económico. De la misma época es también el servicio de barcas en esta salina, embarcaciones que se convirtieron en la imagen de este tipo de actividad y el actual sistema de recolección, ya que hasta su puesta en funcionamiento ésta se realizaba dejando evaporar por completo la lámina de agua.

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