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Senderos / Villena / Historia, fiestas y tradiciones
   
Itinerario|La ciudad|Historia, fiestas y tradiciones|Infraestructuras|Los Saleros de Villena

Historia

La historia de Villena ha visto pasar íberos, romanos, visigodos y musulmanes, pero bucear en los orígenes de la ciudad es mucho más problemático. La primera noticia que se tiene es la del tratado de los musulmanes con Teodomiro en el año 713. En él se nombra la ciudad de BLNTLA (BILYANA a partir del siglo XI), que con la fuga de vocales propia de la escritura islámica, ha sido identificada como Villena por prestigiosos investigadores. El aspecto general de Villena antes de la Reconquista cristiana debió ser esplendoroso, predominando en ella los jardines y el agua, como en cualquier lugar con influencia o presencia musulmana. Como hemos comentado al inicio, su situación fronteriza o limítrofe ha jugado un importante papel en cuanto a la influencia cultural de la que ha sido partícipe, así, el Reino Musulmán de Murcia tuvo a esa ciudad de jardines como límite norte, dándole también los cristianos esta condición. La conquista cristiana de Villena tuvo lugar en 1240; fue realizada por el Comendador de Alcañiz en nombre de Jaime I y de la Corona de Aragón, incumpliendo de esta manera pactos anteriores que dejaban a la órbita castellana su reconquista.

El Tratado de Almizra en 1243 la devolvía a Castilla, creando entonces el Señorío de Villena. Con el tiempo, este primer Señorío pasó a Principado, Ducado y posteriormente Marquesado de Villena, extendiéndose por parte de las actuales provincias de Almería, Murcia, Albacete, Alicante, Valencia y Cuenca, y comprendiendo a veintitrés localidades. Se abre un largo período en donde Villena quedará bajo jurisdicción castellana hasta el siglo XIX y comenzará a ascender en la escala de títulos otorgados a sus señores y ciudadanos. Un ejemplo fue Carlos I, quien le concedió el título de Ciudad en 1525. Hoy podemos leer en su escudo las palabras “Muy noble, muy leal y fidelísima” ya que, durante la Guerra de Sucesión entre Austrias y Borbones, apoyaría a estos últimos, siendo su castillo una excelente plaza de armas para acabar con los fueros del Reino de Valencia en la famosa batalla de Almansa en 1707.

A finales del siglo XVIII, nos encontramos con la imagen urbana de una Villena abierta. En este momento ya no tenía murallas y se encuentra metida de lleno en el camino del desarrollo con el paso, a mitad del siglo XIX, del ferrocarril que unía Alicante y Madrid, y además, con el trazado que la conectaba con Alcoy. Y es aquí, en este momento, cuando la ciudad volverá sus ojos a la historia al incorporarse definitivamente a la provincia de Alicante en 1836. Los restos más antiguos hallados en el actual término municipal de Villena se remontan al Paleolítico Medio, hace 50.000 años, viviendo su edad de oro con la cultura del bronce. Tanto la Prehistoria como la Historia están extensamente representadas en cada uno de sus momentos. La Prehistoria parece marcada, por un lado, por la existencia de una continuidad en cuanto a la presencia humana en diferentes asentamientos desde el Paleolítico Medio; por otro, por yacimientos como La Casa de Lara, representante del Neolítico; y finalmente, por el hallazgo de una de las principales ciudades del mediterráneo occidental: El Cabezo Redondo. Además, encontramos, por ejemplo, huellas de su remoto pasado en los restos íberos del poblado Punta de Salinas.

Fiestas

Uno de los aspectos más destacables de Villena son sus fiestas y tradiciones. Las celebraciones en Villena comienzan en el mes de enero con la festividad de San Antón, para seguir con los carnavales en febrero. Es interesante destacar que en el mes de marzo el Barrio del Rabal celebra su semana cultural, además de ser el ecuador festero de las fiestas patronales de Moros y Cristianos. Existen otras semanas culturales, como por ejemplo la del Barrio de La Paz o la que tiene lugar en el Barrio de Las Virtudes. Las fiestas de Moros y Cristianos son el acontecimiento más popular de la localidad. Una gran explosión de colores, alegría y música por doquier llena las calles durante varios días de moros, labradores, guerreros estudiantes... Estas fiestas se celebran en honor a la patrona de la ciudad, la Virgen de las Virtudes, durante la primera semana de septiembre y cuentan con la participación de 14 comparsas, unas moras y otras cristianas. Los vistosos desfiles, los actos solemnes, la Entrada de Bandas, las Embajadas Mora y Cristiana y las Guerrillas, son algunos de los actos más destacados a lo largo de estos intensos días. También es de resaltar que Villena se vuelca durante todo el año en la organización de diferentes eventos y actividades para disfrute de sus habitantes. El Festival de Jazz “Trojazz”, la Semana del Cine, el Festival de Folklore y Danzas o el Festival de Títeres son sólo alguno de los ejemplos.

Gastronomía Tradicional

Existen muchos y variados establecimientos donde degustar el arte culinario de esta tierra, claramente influenciado por la cocina manchega y la mediterránea, dando lugar a platos que harán las delicias de cualquier visitante amante del buen comer.Es típico el vino de la zona, muy apreciado por los entendidos en enología. Desde antaño, Villena se ha caracterizado por su cuidada dedicación al cultivo de la vid, ya que a principios del pasado siglo, existían en la localidad infinidad de bodegas. Posteriormente, bien por la filoxera o bien por las posteriores crisis económicas, fueron desapareciendo progresivamente. La situación que han vivido las bodegas es contraria a la calidad de los caldos. Resaltar que ésta no sólo no ha empeorado, sino que ha ido en aumento con el paso del tiempo hasta convertirse en uno de los productos que no pueden faltar en cualquier ágape que se precie. De reconocido prestigio, en Villena podemos adquirir el famoso Fondillón o “vino de las parteras”, que junto con el Oporto, Champagne y Jerez ha sido calificado por la UE como vino de reconocida gran calidad.

Pero para unos vinos de estas cualidades necesitamos unos productos de acompañamiento que no desmerezcan. Encontramos en estas tierras ingredientes utilizados desde antaño en su cocina, todos ellos obtenidos de su huerta privilegiada. Desde antiguo, con ellos las gentes del lugar, de los campos, han cocinado platos cuya fama ha llegado hasta la actualidad. Entre ellos destaca la “gachamiga”, hecha a base de harina, ajo, agua y aceite.

Otro plato típico que podemos encontrar y que no debemos dejar de degustar es el “triguito”, realizado a base de trigo picado, cerdo, alubias, pencas, patata y nabos. Bastante arraigado en Villena está el gazpacho, con clara influencia manchega al ser costumbre que se acompañe con ajoaceite, o los caracoles guisados, el arroz con pata típico también al sur de la provincia, el relleno o los embutidos, todos ellos ejemplos de esta rica y nutritiva cocina. En cuanto a los dulces, encontramos las conocidas pastas tradicionales, los “sequillos”, los almendrados, los “rollicos” de vino etc., broche final de una gastronomía que satisface a todo el que busque probar platos tradicionalmente típicos de esta zona de interior.