Senderos de la Sal - Guía de Itinerarios por las Salinas de la Provincia de AlicanteSenderos de la Sal - Guía de Itinerarios por las Salinas de la Provincia de Alicante
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Manantiales salinos

La presencia de manantiales de agua salada en la provincia se relaciona con la existencia de depósitos de sales más o menos “difusos”, presentes en los materiales del periodo Triásico. Se trata de materiales que se formaron hace más de doscientos millones de años en el fondo de grandes cuencas sedimentarias que fueron invadidas por el agua del mar. Estas pudieron quedar desconectadas posteriormente de la circulación general y verse sometidas a un proceso de intensa evaporación.


Salero Penalva, Villena.

En estas condiciones, se produce la precipitación de las sales contenidas en el agua de mar, evolucionando hacia lo que se conoce como “cuerpos evaporíticos”. Estos materiales presentan en su afloramiento unas características bastante definidas, que han sido descritas en términos geológicos como “facies del Keuper valenciano” tal y como se ha comentado anteriormente. Después, el agua subterránea que circula en contacto íntimo con estos materiales va redisolviendo las sales más solubles, adquiriendo ésta cierta salinidad. Si la circulación del agua subterránea se produce a una velocidad lo suficientemente lenta, el resultado es una salmuera cargada de sales hasta la saturación. De esta forma, dependiendo de la época del año, el manantial suele presentar en su alumbramiento entre 18 y 22º Bé.

La recuperación posterior de las sales se hace por evaporación progresiva de la salmuera hasta que se produce de nuevo la cristalización de la sal. Este proceso se lleva a cabo en un circuito de balsas de poca profundidad, que permiten aumentar rápidamente la temperatura del agua, forzando su evaporación. Una de las características de las salinas de interior es que no es necesaria una gran extensión ya que, como hemos dicho, el agua que alimenta las balsas tiene una alta concentración salina. Esto permite acortar el circuito hacia los cristalizadores, pues enseguida se alcanzan los 22º Bé necesarios para que comiencen a precipitar los cristales de sal común. Los manantiales más importantes de este tipo se encuentran hoy en día en Villena, que está ubicada en la zona de descarga de un importante acuífero. En el pasado fueron también relevantes las fuentes y manaderos, tanto de aguas dulces como salobres, en Salinas, en relación con el sistema acuífero Carche-Salinas. En ambos lugares se ha dado su aprovechamiento para la obtención de sal desde antiguo. En realidad, fue una forma de obtención de sal muy extendida en Alicante y hay indicios de este tipo de explotación en Orihuela, Albatera, Novelda, Sax, Monovar u Orito. Sabemos muy poco de ellas, aunque se trataría de pequeños aprovechamientos a fin de obtener sal para las comunidades de su entorno, en un tiempo en que eran difíciles los transportes.

Salinas marítimas

El agua de mar es la principal fuente de sal conocida y el Mediterráneo contiene 36 gramos de sales por litro. Para la recuperación de estas sales, el sistema seguido es similar al anterior, aunque es necesaria una mayor superficie de evaporación y las explotaciones ocupan por ello una mayor extensión. La evaporación se consigue mediante un sistema de balsas de escasa profundidad donde, por efecto del sol, se va calentando el agua. El proceso de evaporación se ve favorecido además por efecto de los vientos, que actúan retirando el vapor de agua que se eleva sobre las balsas. El agua entra en un circuito donde va a recorrer una serie de balsas, dispuestas normalmente en batería y comunicadas entre sí mediante compuertas. Afortunadamente, los diferentes componentes del agua de mar precipitan a diferentes concentraciones, lo cual nos permite su separación del cloruro sódico, que es lo que nos interesa. El primer grupo de balsas es el más extenso y reciben el nombre de “calentadores” o “concentradores”. Su función es la de ir subiendo la temperatura del agua para forzar su evaporación hasta llegar a una concentración próxima a los 325 gramos de sal por litro (25º Bé), que es cuando alcanza mayor rendimiento la cristalización de la sal común. Esto sucede en los llamados “cristalizadores”, comentados un poco más adelante. En los primeros estanques se produce la decantación o precipitación de las posibles impurezas en forma de partículas sólidas que pueda contener el agua en suspensión, hasta alcanzar una concentración de 70-80 gramos de sal por litro (8º Bé). Como no se produce la precipitación significativa de ninguna sal, estas primeras balsas reciben también el nombre de “preconcentradores”. Entre los 80 y los 140 gramos de sal por litro (de 8 a 14º Bé), precipita la mayoría del carbonato cálcico (CaCO3). De esta forma, este compuesto no aparece en el producto final que queremos obtener, que es cloruro sódico de la mayor pureza posible.

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