Senderos de la Sal - Guía de Itinerarios por las Salinas de la Provincia de AlicanteSenderos de la Sal - Guía de Itinerarios por las Salinas de la Provincia de Alicante
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Itinerario|La ciudad|Historia, fiestas y tradiciones|Infraestructuras|El Saladar de Jávea

Localización y accesos

Accedemos a Jávea desde Dénia bien a través de la carretera nacional CN-332, pasando por Gata de Gorgos y tomando después la CV-734 en dirección a Jávea, o bien por la Autopista Alicante-Barcelona, saliendo por la salida 62 “Ondara/Denia/Jávea”. Otra posibilidad es la CV-736.

Como todas las localidades turísticas de la costa alicantina posee una red de líneas de servicio público muy amplia, facilitando la visita desde diferentes poblaciones en caso de no poseer vehículo propio.


La ciudad y su entorno

Jávea conserva un interesante núcleo histórico por donde pasear se convierte en un viaje de vuelta al pasado. Recorrer sus estrechas callejuelas, admirar los antiguos portales y enrejados de hierro, nos invitan a conocer un pedazo de la historia de este municipio alicantino.


Puente del Arenal de Jávea.
Como encontramos en otras muchas poblaciones del litoral, fue amurallada en la antigüedad debido a los continuos ataques por mar de embarcaciones moriscas. Prueba de ello son las puertas de acceso que encontramos actualmente y que estaban situadas e n su infranqueable muralla: el Portal de la Ferrería o de San Vicent, la Porta del Mar, el Portal de San Jaume o del Clot y la última, el Portal Nou (s. XIX). Con el devenir de los tiempos se procedió al derribo de las murallas debido, ya afortunadamente, a la ausencia de ataques y el fuerte crecimiento poblacional existente. El puerto marítimo, donde encuentra cobijo su flota pesquera y cuyo origen data del siglo XV, forma parte de las señas de identidad de este pueblo. Su construcción fue dando lugar poco a poco a la aparición de un barrio periférico con infinidad de almacenes donde se iban guardando todos los productos sujetos al comercio, sobre todo el de la pasa. En toda esta zona portuaria encontramos en la actualidad muchos comercios, bares y restaurantes que la han convertido en el alma de la ciudad.

La visita a la Lonja del pescado para ver como se descarga y subasta todo el botín capturado es un espectáculo digno de ver para todo visitante que no lo haya hecho nunca. Siguiendo recorrido por el casco urbano, como toda localidad costera ligada al mar, Jávea cuenta con un bonito paseo, el del Arenal, con toda clase de servicios y punto de encuentro en las calurosas noches de verano.


El mercado de Abastos de Jávea es una de las
construcciones donde se puede comprobar el uso
tradicional de la piedra tosca en las edificaciones
de la localidad.

Centrándonos en los alrededores, no hay duda: Jávea goza de un entorno espectacular. Encontramos infinidad de miradores desde donde disfrutar del universo azul de cielo y mar que la rodea a lo largo de 22 kilómetros de costa. Se puede realizar toda una ruta para divisar este nuestro Mar Mediterráneo desde diferentes puntos: Los Molinos, el Cabo de San Antonio, la Punta del Castell, la Acequia de la Noria, Cala Blanca, la Cruz del Portitxol, La Falzia, la Punta del Cabo Negro, el Cabo de la Nao, Les Pesqueres, Ambolo y la Granadella. Es aquí en este punto, donde se encuentra la playa considerada más bonita de toda la provincia, la Cala de la Granadella, donde en una de sus colinas se sitúan los restos de un castillo del siglo XVII. Uno de los puntos más conocidos es el comentado anteriormente Cabo de San Antonio, zona coronada por toda una serie de molinos construidos desde el siglo XIV que aprovechaban con sus aspas la fuerza del viento de Leveche para moler trigo. Estos molinos estuvieron en funcionamiento hasta 1911 y se cree que, por ser más antiguos que los construidos en la llanura manchega y por la influencia de las relaciones con los pueblos de las Islas Baleares, tendrían seis aspas y no cuatro como sería lo más normal. Una vez visitamos Jávea nos damos cuenta de su elevado valor paisajístico por su estratégica posición geográfica, donde otra ruta muy valorada es el trayecto existente entre los cuatro cabos que de norte a sur jalonan esta parte del litoral: El Cabo de San Antonio con su faro y vistas impresionantes es un buen ejemplo de ello.

Esta zona fue la elegida antiguamente por los ermitaños para llevar una vida aislada del exterior y donde ya en el siglo XV se erigió la ermita de San Antonio, la cual le dio nombre; los otros cabos son: el Cabo de San Martín o Cap Prim con una microrreserva única para los amantes de la Botánica, el Cabo Negro cerrando la bahía por el sur y donde destacan las sendas serpenteantes de los pescadores y el Cabo de la Nao, que separa el Golfo de Valencia del Golfo de Alicante y calificado como el punto peninsular más cercano a la isla de Ibiza. A sus pies puede visitarse la cueva conocida por los lugareños como “Cova dels Orguens”, descrita ya por el botánico Cavanilles a finales del siglo XVIII. Gracias a diferentes estudios sabemos que antiguamente, a la zona comprendida entre este cabo y el Cabo de San Martín se la conocía con el nombre de Promontorium ferrarium debido a la creencia de que existían en ella importantes minas de hierro.

Pero uno de los valores más importantes de los que presume la localidad es el Parque Natural de El Montgó, mole rocosa que discurre casi paralelamente a la línea de la costa, alcanzando una altura máxima de 753 metros y que desciende suavemente hasta la zona del cabo de San Antonio, protegiendo a la ciudad. Desde esta protectora joya natural podemos observar el Peñón de Ifach, las sierras de Aitana y Bernia y todo el golfo de Valencia, además de Ibiza en los días claros.


De camino al cabo de San Antonio podemos encontrar los
restos de once molinos harineros. Su posición estratégica
les permitía aprovechar el viento casi constante del sudoeste,
el "llebeig".

La vegetación de este Espacio Natural Protegido es su verdadera riqueza: más de 650 especies diferentes de flora se agolpan en esta superficie de relativamente pequeño tamaño. Coscojares, cantuesares o romerales dan paso a la vegetación de las fisuras y grietas del acantilado, adaptadas en mayor o menor grado a la salinidad y muchas de ellas endémicas de esta zona. Encontramos aquí por ejemplo la violeta roquera valenciana, la escabiosa rupestre, la “herba santa” o la Centaurea rouyi. En cuanto a la fauna más representativa existen diferentes tipos de gaviotas entre la que destaca la gaviota de Audouin, además de contar con la presencia de rapaces como el águila perdicera o el búho real. Mamíferos como el lirón careto o el tejón, reptiles como el lagarto ocelado y el eslizón ibérico o anfibios como el sapo corredor, forman parte del rico conjunto faunístico de este macizo.